Gambia es uno de los países más pobres del continente africano y del mundo, no en vano en 2016 ocupaba el puesto 173 de 187 naciones en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD. Esto repercute directamente en la calidad del sistema educativo pues los recursos destinados a la educación son escasos.
El índice de escolarización en el país es muy bajo. Según estadísticas hechas públicas por el Gobierno de Gambia, de cada 100 niños y niñas que inician el primer curso de primaria solo 75 llegan al sexto curso y 60 al noveno, lo que supone una tasa de abandono escolar muy alta. Esto es especialmente acusado entre las niñas, en una sociedad en la que los roles sociales de los dos sexos son marcadamente diferentes.
Con el objeto de revertir esta situación, el Gobierno de Gambia quiso dar prioridad al acceso generalizado a la educación, con especial atención a las niñas. Desde 2014 la matrícula en educación primaria y secundaria es gratuita en todo el país. Pero la medida es insuficiente pues no incluye los gastos de libros de texto, material escolar y uniforme. Estos gastos pueden llegar a suponer un cuarto de la renta de las familias pobres, lo que muchas veces disuade a los padres de escolarizar a sus hijos.